Un equipo de arqueólogos ha descubierto una nueva tumba en el sitio arqueológico de Abidos, en Egipto. Se cree que una pequeña pirámide, de 7 metros de altura, marcaba su entrada. La tumba tiene cerca de 3,300 años de antigüedad y en el interior de una de sus cámaras funerarias se encontró un sarcófago de arsénico, pintado de rojo y finamente labrado.
El sarcófago tiene escrito el nombre Horemheb, así como distintas imágenes de dioses egipcios e inscripciones jeroglíficas que hacen referencia a hechizos del Libro de los Muertos, el cual los ayudaba en su viaje a "la otra vida", sin embargo, no se halló ninguna momia. La tumba fue saqueada en la antigüedad, pero permanecen restos humanos de tres o cuatro hombres, 10 a 12 mujeres y por lo menos dos niños.
Kevin Cahail, doctor de la Universidad de Pensilvania y líder de la excavación, asegura que originalmente uno sólo podría haber visto la gran pirámide sobre la tumba y que esta probablemente tenía una pequeña capilla con estelas que indicaban el nombre y cargo de las personas ahí enterradas. Ahora lo único que queda de ella, son los muros que conformaban su base y que son la entrada a la tumba; el resto probablemente se destruyó con el tiempo, o no ha sido encontrado.
En aquel tiempo, era común que las tumbas de las elites tuvieran pequeñas pirámides y se piensa que Horemheb tenía alguna relación familiar con militares, lo que le permitió ser enterrado de aquella forma ostentosa. Los resultados de la investigación arqueológica serán presentados en la reunión anual American Research Center in Egypt, que tendrá lugar del 4 al 6 de abril, en Portland, Oregón.
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Bajo mi desconocimiento, según Nassim Haramein las cámaras centrales de las pirámides no eran tumbas sinó resonadores de señal masivos, ya que sus dimensiones son proporcionales a las de la pirámide y las del sarcófago a las dimensiones de la cámara (reducciones de octava de frecuencia)
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