Arqueólogos mexicanos han hallado en el Templo Mayor un pasillo subterráneo que lleva al corazón del Cuauhxicalco, una plataforma circular donde los aztecas incineraban los restos de sus reyes.
El equipo del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, liderado por el arqueólogo Leonardo López Luján, ha descubierto un túnel de 8,4 metros que conduce a una plataforma circular donde se supone que los aztecas cremaban los restos de sus reyes durante su gobierno de 1325 a 1521.
Al final del túnel se encuentran dos entradas selladas con piedras, que todavía no han sido exploradas. López Luján sostiene que puede tratarse de dos cámaras funerarias con los restos incinerados de algunos gobernantes de Tenochtitlán, como Moctezuma I y sus sucesores, Axayácatl y Tízoc, dada la datación relativa de las construcciones que las rodean.
Los arqueólogos esperan comenzar en 2016 la excavación de las entradas bloqueadas y estiman que el nuevo hallazgo es significativo, dado que podrían encontrar elementos aztecas y objetos vinculados a los emperadores.
Los arqueólogos encontraron el Cuauhxicalco, una plataforma ceremonial decorada con cabezas de serpiente, en 2011. Durante las exploraciones en el lado norte del Cuauhxicalco en 2013, los expertos quitaron una roca de tres toneladas que bloqueaba la boca del túnel en el yacimiento arqueológico y encontraron un hueco con una caja de ofrendas rituales que incluían ornamentos de oro y huesos de águilas e infantes, entre otras cosas. Fue entonces cuando un investigador detectó indicios de un pasillo que al parecer conducía más allá, al interior del Cuauhxicalco.
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