Las bolas de barro varían de tamaño, de una pelota de golf a una de baloncesto, y son recipientes en cuyo interior se guardan diversos tótems o figuras geométricas. En el exterior de las bolas existen dos sellos o marcas, una que rodea la esfera como una línea ecuatorial y otra en los polos. La primera identifica al comprador, la segunda, al vendedor, y en el interior la figura revelaría la cantidad y el tipo de bien adquirido.
Estos son algunos de los fascinantes hallazgos de Christopher Woods, profesor del Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, que tras estudiar las misteriosas esferas, ha prentado las primeras conclusiones de sus hallazgos en el Real Museo de Ontario en Toronto, Canada, tal y como ha informado Livescience. Woods y su equipo creen que podría tratarse del primer sistema de registro de datos de la humanidad que se conoce. Sólo existen 150 esferas de barro intactas con símbolos en su interior que se han estudiado sin romper, con escáneres TAC -Tomografía Axial Coputerizada- y renderización en 3D.
Con ellos han podido analizar las 20 esferas halladas en el yacimiento de Choga Mish en Irán oriental en la década de los 60, esferas que se fabricaron aproximadamente hace 5.500 años en la época en la que comenzaron a florecer las ciudades en Mesopotamia, considerada la cuna de la civilización.
Los investigadores han considerado desde hace tiempo que estas bolas de barro fueron creadas para algún tipo de intercambio comercial, sobre todo a partir del análisis de una bola posterior, de unos 3.500 años de antigüedad denominada Nuzi, hallada en lo que fue la antigua Mesopotamia, que contenía en su interior 49 guijarros y que venía acompañado de un texto en caracteres cuneiformes que citaba 49 ovejas y cabras.
Esta esfera sería el vínculo entre el antiguo sistema de registro antes de la escritura y su paulatina sustitución por la misma, en una suerte de periodo de transición en el que todavía se utilizaban las esferas, pero se comenzaba a consignar su contenido con texto. Ahora bien, establecer cómo funcionaban estos objetos en la Prehistoria, antes de que la escritura fuera inventada, sigue siendo un misterio. De ser ciertas las suposiciones de Woods los expertos tratarán de averiguar ahora cómo podían registrar los hombres de la Prehistoria el número y el tipo de materia sin la escritura.
Según la tesis del profesor de Chicago, los objetos geométricos depositados en el interior de las esfereas -pirámides, ovoides, esferas, conos..- no representarían palabras, sino más bien números relacionados con un tipo de bien concreto. Por ejemplo, un figura ovoide podría representar un número, 10, que además identificara un tipo de bien.
Respecto a los sellos grabados en el exterior de las bolas de barro, los investigdores han identificado dos tipos, una que sigue la línea del ecuador de la esfera con figuras complejas mitólogocas, como un grupo de hombres luchando contra unas serpientes, mientras que las que siguen los polos son más simples -figuras geométricas y se repiten más habitualmente.
Este detalle lleva a la conclusión al equipo de expertos de que podría tratarse de la forma de identificar al vendedor y al comprador respectivamente. Frente a muchos compradores habría pocos distribuidores o vendedores, lo que explicaría que estos estuvieran representados en los polos y sus figuras se repitieran más a menudo, mientras que el otro sello respondería al comprador, lo que explicaría la mayor complejidad del dibujo representado y su gran variedad.
Cuando una transacción se completaba se fabricaba uno de estos objetos que serviría como “recibo” o prueba de dicha transacción. De ser ciertas sus suposiciones, el reto consistiría ahora en descifrar el código utilizado para dichos registros de compras y ventas, es decir identificar cada figura con un sistema métrico o numérico y un bien relacionado.
La clave para poder hacerlo está en las posibilidades que les brinda la nueva tecnología como los escáneres TAC -Tomografía Axial Coputerizada- y los modelos 3D, ya que de esta forma pueden estudiarlos sin necesidad de romper las esferas o envoltorios, lo que representa una ventaja para estudiar los objetos y la forma en la que fueron guardados, sin el riesgo de dañar ninguna de sus partes.
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