miércoles, 22 de julio de 2015

Historiadores admiten finalmente que Hitler no se disparó en la cabeza

Historiadores estadounidenses finalmente han refutado la explicación oficial de la muerte de Hitler, demostrando que el cráneo con un agujero de bala encontrado por los rusos en 1946, en realidad pertenecía a una mujer.


El análisis de ADN en el cráneo realizado por la Universidad de Connecticut asombró a los científicos, y ha dejado a los expertos debatiendo si Hitler sobrevivió y escapó de Alemania como varias populares "teorías de conspiración" han sugerido.

The Guardian informa:

De acuerdo al arqueólogo y especialista óseo Nick Bellantoni, estaba claro desde el principio que algo estaba mal. "El hueso parecía muy delgado; la ósea masculina tiende a ser más robusta", dijo. "Y las suturas donde las placas del cráneo se unen parecían corresponder a una persona menor de 40." En abril de 1945 Hitler cumplió 56.

Bellantoni voló a Moscú para inspeccionar los trofeos de Hitler en el Archivo de Estado, los que incluían el fragmento de cráneo, así como manchas de sangre del sofá del búnker en el que se cree que Hitler y Braun se suicidaron. Se le permitió sólo una hora, tiempo durante el cual aplicó hisopos de algodón y tomó muestras de ADN. "Yo tenía las fotos de referencia que los soviéticos tomaron del sofá en 1945, y estaba viendo las mismas exactas manchas sobre los fragmentos de madera y tela en frente de mí, así que sabía que estaba trabajando con lo verdadero."

Las muestras fueron luego trasladadas de regreso a Connecticut. En el centro de la universidad de genética aplicada. Linda Strausbaugh cerró su laboratorio durante tres días para trabajar exclusivamente en el proyecto de Hitler. "Utilizamos las mismas rutinas y controles que se habrían utilizado en un laboratorio para el crimen", dijo. Para su sorpresa, se extrajo una pequeña cantidad de ADN viable. Ella entonces lo replicó a través de un proceso conocido como copia molecular para proporcionar material suficiente para el análisis. "Tuvimos mucha suerte de conseguir una lectura, a pesar de la limitada cantidad de información genética", dijo.

El resultado fue extraordinario. Según los testigos, los cuerpos de Hitler y Braun fueron envueltos en mantas, puestos en el cráter de una bomba a las afueras del bunker, luego fueron rociados con gasolina y prendidos en fuego.

Pero, el fragmento de cráneo que los rusos desenterraron fuera del Führerbunker en 1946, nunca podría haber pertenecido a Hitler. El ADN del cráneo era incontestablemente de una mujer. La única prueba física positiva de que Hitler se había suicidado es ahora sin valor. El resultado es ahora un misterio reabierto y, para los conspiradores teóricos es la tentadora posibilidad de que Hitler no murió en el búnker.

Durante décadas después de la guerra, el destino del cadáver de Hitler estaba envuelto en el secreto. Ninguna imagen o película se hizo pública. A medida que el ejército soviético aseguraban el control de Berlín en mayo de 1945, los especialistas forenses rusos bajo el mando de la unidad de contrainteligencia Smersh desenterraron fuera del bunker lo que se presumía ser el cuerpo del dictador, y en el que realizaron un examen post-mortem, a puerta cerrada. Una parte del cráneo estaba ausente, presumiblemente arrancado por el tiro de bala en el suicidio de Hitler, pero lo que quedaba de su mandíbula coincidió con sus registros dentales, lo que después se habría confirmado cuando los rusos mostraron el trabajo dental al sobreviviente y capturado asistente del dentista de Hitler. La autopsia también informó que Hitler, como se había rumoreado, tenía un solo testículo.

Pero Stalin permaneció sospechoso. En 1946 una segunda misión secreta fue enviada a Berlín. En el mismo cráter en el que el cuerpo de Hitler había sido recuperado, el nuevo equipo encontró lo que creían que era el fragmento de cráneo que faltaba, con un balazo través de éste. Los rusos también tomaron fragmentos del sofá manchado de sangre de Hitler.

Incluso esto no satisfacío a Stalin. En forma secreta para el mundo, el supuesto cadáver de Hitler fue enterrado en un centro de Smersh en Magdeburgo, Alemania del Este. Allí permaneció mucho tiempo después de la muerte de Stalin en 1953. Finalmente, en 1970, la KGB desenterró el cadáver, incinerándolo, las cenizas fueron esparcidas en secreto en un río. Sólo la mandíbula, el fragmento de cráneo y los fragmentos manchados de sangre del sofá fueron preservados en la profundidad de los archivos de la inteligencia soviética. El búnker fue destruido en 1947 y, finalmente, pavimentado. Luego, en el 2000, el Archivo Estatal Ruso de Moscú organizó una exposición llamada La agonía del Tercer Reich. El fragmento de cráneo fue mostrado, pero sólo fotografías de la mandíbula de Hitler estaban a la vista.

Sesenta y cuatro años más tarde, el mundo se encuentra todavía en la oscuridad acerca de lo que realmente sucedió en el búnker de Hitler el 30 de abril 1945.


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