Un equipo internacional de científicos, dirigido por investigadores de la Universidad de Tübingen y el Instituto Max Planck, ambos en Alemania, han recuperado y analizado ADN antiguo de momias egipcias a partir de tres individuos que datan de entre 1400 a.C al año 400 aproximadamente. El trabajo, publicado hoy en la revista 'Nature Communications', descubrió que los egipcios modernos comparten más ancestros con los africanos subsaharianos que los antiguos egipcios, mientras que los antiguos egipcios estaban más estrechamente relacionados con las poblaciones de Europa y Oriente Próximo.
Los investigadores usaron el ADN mitocondrial (el que se conserva en una parte de la célula distinta al núcleo) de 90 individuos de la antigüedad procedentes del yacimiento arqueológico de Abusir el-Meleq y el genoma completo de tres momias de la época pre-ptolemaica, ptolemaica y romana, cubriendo así un periodo de 1.300 años.
El cálido clima de Egipto, los altos niveles de humedad de muchas tumbas y los productos químicos utilizados en las técnicas de momificación contribuyen a la degradación de este ADN y a que su conservación en las momias egipcias sea poco probable. No obstante, la aplicación de técnicas modernas de secuenciación y nuevos métodos de autentificación de ADN antiguo ha contribuido al éxito de este estudio y entender el parentesco de las antiguas poblaciones egipcias a partir de unos restos que datan del año 1.400 a.C. al año 400 d.C.
A modo de investigación arqueológica a nivel molecular, el equipo liderado por el genetista Johannes Krause quería identificar si los relatos que conocemos por la historia sobre la conquista y el dominio de las civilizaciones habían dejado alguna marca en los genes de estas poblaciones. "Queríamos probar si la conquista de Alejandro Magno y otras potencias extranjeras ha dejado una huella genética en la población egipcia antigua", ha explicado en una nota de prensa Verena Schuenemann, coautora del grupo de investigación de Krause, en el que también participa la Universidad de Tubinga en Alemania.
El estudio halló que los antiguos egipcios estaban más estrechamente relacionados con las antiguas poblaciones del Levante mediterráneo, y también estaban estrechamente relacionados con las poblaciones neolíticas de la península de Anatolia y Europa.
"La genética de la comunidad de Abusir el-Meleq no sufrió ningún cambio importante durante los 1.300 años que estudiamos, lo que sugiere que la población permaneció relativamente poco afectada genéticamente por la conquista y el dominio extranjeros", dice Wolfgang Haak, del Instituto Max Planck y coautor del trabajo.
Los datos muestran que los egipcios modernos comparten aproximadamente un 8% más de ancestros en el nivel nuclear con las poblaciones africanas subsaharianas que con los antiguos egipcios. "Esto sugiere que el aumento en el flujo del gen subsahariano de las poblaciones de Egipto sucedió en los últimos 1.500 años", explica Stephan Schiffels, otro de los autores de la investigación en el Instituto Max Planck.
Además del Instituto Max Planck y de la Universidad de Tubinga, participaron en el estudio la Universidad de Cambridge, la Academia Polaca de las Ciencias y la Sociedad de Antropología, Etnología y Prehistoria de Berlín.
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